El COVID 19 ha provocado un letargo, una pausa, un lapsus en el tiempo. Nuestra responsabilidad ha sido fundamental para superar una situación nunca vista, pero hemos demostrado que somos capaces de unirnos con un mismo objetivo. Pueblos, ciudades y países se han convertido en equipos y cada uno de nosotros en un jugador motivado y entrenado para formar un conjunto donde vencer es lo principal.
Calles desiertas, comercios con persianas bajadas que nos deprimían, nuestra libertad limitada por no poder disfrutar del paseo donde un escaparate nos pueda dar unos minutos de ilusión. Una visita a una tienda convertida en museo con la entrada gratuita. Deseamos asistir a las funciones de los comercios, estrenan sus espectáculos con ilusión y no podemos fallarles. Ciudades repletas de Arte urbano donde los Grafitis han quedado obsoletos. Deseamos ser libres y perdemos entre ropa, calzado y complementos, donde podamos recordar tiempos pasados.
Personalmente, me encanta disfrutar de un paseo donde la ciudad sea dinámica, donde las compras son parte de nuestra necesidad y las disfrutamos. Los profesionales del escaparatismo y visual merchandising son los creadores de estas ilusiones, piensan en cómo sorprender y crear escenas para todos nosotros.
Un trabajo mágico, estudiado y escrito como el mejor de los guiones de cualquier película que provoca que nos quedemos atrapados en la butaca del cine.
Pero el guion mejora diariamente, con un final feliz. Hemos descubierto sentimientos, necesidades y deseos que posiblemente no conocíamos o recordábamos, necesitamos recuperar la temperatura corporal, los olores o un abrazo. Nuestro mundo sigue girando, vamos a volver a lo que conocemos.
El escaparatista y visual merchandiser es un artista en la sombra que hace posible la función, una pieza indispensable entre bambalinas, presenta su espectáculo para agradar pero, sin reparar en ello, algo ha cambiado en la venta.
¿Deseamos comprar Online?, ¿El precio es competitivo?, Las empresas dedicadas a ello marcan su estrategia pero, en qué lugar dejan al propietario que lucha por su tienda… ¿lo anulan? es por ello debemos apoyar al comercio tradicional, sea una gran marca o un pequeño comerciante. Los mensajes percibidos por los consumidores han cambiado. Nos cubren nuestras necesidades primarias para comprar desde un ordenador y, por supuesto, se entrega a domicilio.
Gestiones, facilidades y comodidad pero, ¿de verdad ello nos compensa? porque provocaremos ciudades sin carisma. Deseamos compartir espacios y sentir una proximidad, el ser humano necesita la interacción.
Por supuesto que la compra Online es efectiva, la necesidad ha sido causada por una situación imprevisible, pero no puede influir en la compra tradicional, porque el comercio tradicional tiene historia y no podemos borrarla.
El ciclo de vida comercial es simple, están presentes 3 factores clave: el cliente, el producto y la dedicación personal del comerciante. Si no saltamos un eslabón será el final del comercio de proximidad.